Un resplandor en la ventana sobresaltó mis pensamientos.
Inmersa me hallaba en aquel sabor tan dulce que se mezcló
con las lágrimas de una temprana despedida.
Creí que volverías, pero la brisa se llevó hasta los
recuerdos.
La húmeda arena dibujó nuestro andar pausado, nuestros pasos
juntos, pero una inmensa ola los borró y se llevó a las profundidades las
promesas y las risas.
Los años han pasado y he vuelto a pensar en aquel beso.
Tierno, húmedo, suave, pero que aún hoy quema mis labios como esas lenguas de
fuego que diviso a la distancia.
JUNIO, 2017.-
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