martes, 27 de noviembre de 2018

DULCE DESPERTAR


Este domingo te invitaré a desayunar afuera.
A un pequeño barcito que hay acá en la esquina.
Buscaremos una mesa  chiquita y apartada
Donde podamos unir nuestras manos y tocar nuestras piernas.
Nos quedaremos un rato más en la cama.
No quiero despertarte ni apartarme de tus brazos.
Quiero sentir mi cuerpo al tuyo pegado
Para que tu fragancia y la mía se unan
 Y  den lugar al perfume más sensual del universo.
Quiero sentir tu pecho sobre el mío y tu respiración sobre mi cuello.
Quiero quedarme allí quietita intentando descifrar este amor ciego.
Mirarte mientras duermes y salpicar tu rostro con besos muy pequeños
Que no molesten ni alteren tu sueño.
Quiero verte como a mi pequeño niño
Acurrucado entre mis brazos y sediento de mi cuerpo.
Quiero estar allí cuando despiertes
 Y tus ojos de miel despidan chispas,
Esas que encienden mi pasión y mi deseo.
Y entonces sentir la caricia de tus manos
 y la humedad de tus labios sobre mi pecho.
Y amarte con pasión y con locura,
abriendo las compuertas de ese dique,
Compuertas que cerré hace tanto tiempo
Pero que tus manos persistentes y tenaces
 van abriendo poco a poco,
Desatando un vendaval de sensaciones.
Y después de tantos besos y caricias,
de recorrer nuestros cuerpos con avidez y con ternura,
Colocarás sobre mi cuerpo esa bata blanca que tanto te gusta.
La dejaré entreabierta para poder apoyar mi desnudez contra la tuya
Y que tus manos acaricien mi piel sedienta,
 sedienta de tus besos y caricias,
Sedienta de tu amor y tu osadía.
Y así, radiante como el sol
Que todas las mañanas me regalas,
Tomaré tu mano entre las mías
Y mientras nos sirven el desayuno de un nuevo domingo,
 Te miraré a los ojos para que puedas ver,
Como mi amor escapa por ellos.


JULIO, 2016.-


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