LIBRO SOBRE MUJERES INMIGRANTES
En la ciudad de Buenos Aires, hace un tiempo, hubo un concurso sobre Mujeres Inmigrantes. Yo escribí sobre mis abuelas. una que vino de España y otra de Austria.
Tuve el honor de que mis dos relatos quedaran seleccionados para integrar un libro que se editará para la próxima Feria del Libro 2020.
Aquí dejo plasmados los dos relatos seleccionados
Época de grandes decisiones,Difíciles, aventureras, temerarias.Época especial de un mundo crucial,Donde lejanos continentes eran soñados, señalados.Época de hombres y mujeresque miraban hacia un horizonte más claro.Y allí estaban ellas, con la tez cetrinaY en el rostro, el rictus amargo.Temblando por dentro, pero…Por fuera de hierro.Allí estaban ellas, mujeres de negro,Sosteniendo en sus brazosSeres indefensos, pequeños,Sujetando con fuerza la mano del niño,Dejando el ocaso,Buscando, el amanecer deseando.Allí estaban ellas, inmigrantes,De tierras lejanas, de lenguas diferentes.Allí estaba ella… mi Oma Johana,Sujetando un niño con sus fuertes manos.Su vestido negro, su singular sombreroSu mirada turbia de contenidas lágrimas,Y en su rostro una sonrisa que oculta,Lo que su corazón sangra.El vapor la recibe, Baden se llama.La llevará a un desconocido puerto,Donde su marido espera.Quieren construir un mundo mejor,Alejar a Conrad de guerras y hambre,Darle a ese hijo, seguridad y un hogar,Donde no escuchar,las bombas ni el frío penetrar.Mi abuela Johana, mi Oma,Mujer incansable, inmigrante austríaca.Su mirada apagadaParecía que por aquellas, sus tierras,siempre vagaba.Las que un día dejó,pero nunca olvidó.Allí quedaron padres, hermanos, amigos,Allí dejó una vida para labrar otro destino.Obligada se vio, de emprender aquel viaje,Que ella sabía, no tenía regreso.Aunque aún era joven, la recuerdo,con el rostro surcado,Por esos caminos que dibuja el desarraigo.Su mirada triste, sus manos venosas,Y ese abrazo tierno de cada mañana.Oma Johana bordaba primores,Y muy prolijos guardaba en un baúl,que Opa Stephan construyó para tal fin.Sabanitas de cuna con perfectos festones,Y en punto cruz bordados,Muñecos de nieve, pequeños trineos y bosques frondosos.Recuerdos imborrables de su otra vida,De aquella que dejó el día,En que en inmigrante se convertiría.Y cuando el baúl estaba repleto,Ella, vestía de gala.Con aquel vestido que emprendió el éxodoy ese sombrerito que ya pasaba de moda.Al hospital llegaba con su cargamento.Olía a alcanfort y a flores silvestres,Pero sobre todo, cada prenda, cada ajuar,Destilaba amor.Allí la recibían con brazos abiertos.Jóvenes madres que nada teníanY ella dejaba entre sus manos,El fruto de noches de lágrimas e insomnio.También recibías una vez al mes,Prolijamente envueltos, diarios y cartasQue encendían tu apagada mirada.Y también entonces, presurosa tu cara lavabas.Ese rostro limpio, surcado de muchas tristezas,Que nunca conoció más que jabón y agua.Alisabas tus rizados cabellosY te encaminabas hacia aquel centroPara leer a tus coterráneas,Noticias del mundo lejano, de tu pueblo.Intrépida Oma Johana,Parecías frágil,Pero tu entereza era inquebrantable.Viviste en un mundo que te recibió,Que te abrió sus puertas, y seguridad te brindó.Una tierra ávida de inmigrantes nobles,De mujeres fuertes que la trabajaran.Y en agradecimiento, le diste tu tiempo,Tu esfuerzo, tu aliento.Tu mirada clara, se perdía siempre,Entre aquellos bosques, entre senderosDe flores silvestres.Pero nunca nada doblegó tu espíritu inquieto,Porque convencida, llegaste a esta tierraPara darle a tu hijo lo que pretendías.Y en paz disfrutasteEl cariño de tus tres nietos.Te fuiste un día de crudo invierno,Hace ya muchos años.Y ahora pienso, Oma JohanaQue volviste a tu tierra,a tu cielo azul, a tus nevadas montañas.Nunca olvido tu semblante triste,Nunca olvido el ejemplo que nos dejaste,Ejemplo de inmigrante fuerteQue surcó los maresPara presenciar,un nuevo sol naciente.
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