viernes, 6 de noviembre de 2020

COMO MUCHOS...SEPARADOS

 


Los labios agrietados, faltos de la humedad de su boca. Las lenguas, inertes, dentro del oscuro escenario donde solían danzar con frenesí.

El cuerpo, estremecido ante el recuerdo de su boca ansiosa recorriendo el hueco de su cuello, mientras las traviesas manos bordean las curvas de sus senos, y se posan ansiosas sobre el pubis mullido.

Y así, llegando al paroxismo del deseo, los cuerpos se agitan, dejando escapar jadeos y gemidos, como poseídos.

Han quedado separados. Distantes en espacio y en tiempo.

En completa soledad, añorando otros momentos, soñando con caricias que se convierten en recuerdos.

Pero el amor es muy fuerte, ha sorteado tormentas, ha padecido desencuentros.

Entonces, aunque el que intenta separar tenga corona, ni él ni nadie podrá destronar ese amor que nace desde la profundidad del alma y se instala con vehemencia  para nunca ser desterrado.


 

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